
El Día de Muertos en México, comúnmente asociado con tradiciones prehispánicas, tiene en realidad un origen medieval europeo, vinculado a las festividades cristianas del 1 y 2 de noviembre, dedicadas a “Todos los Santos” y los “Fieles Difuntos”, respectivamente. La Iglesia católica instituyó estas celebraciones para honrar a los mártires y santos, así como para interceder por las almas en el Purgatorio, a fin de ayudarlas a alcanzar el cielo. Estas fechas, centradas en la purificación del alma a través de oraciones y sufragios, contrastan con las ancestrales concepciones mesoamericanas sobre la muerte. Aunque las culturas mesoamericanas, en particular los mayas, celebraban ritos funerarios complejos que evocaban su profunda conexión con el ciclo de la vida y la muerte, dichos rituales se realizaban en fechas distintas y con un significado diferente.
Para los mayas, la muerte era un tránsito hacia otro estado de existencia, vinculado con deidades y creencias que no contemplaban el Purgatorio cristiano. A pesar de ello, tras la Conquista y el sincretismo religioso que siguió, las festividades católicas se fusionaron con las prácticas indígenas, dando lugar a la tradición moderna del Día de Muertos. Este sincretismo, sin embargo, no debe entenderse como un simple trasplante de tradiciones prehispánicas. El Día de Muertos, en su forma actual, refleja tanto el patrimonio cristiano europeo como la riqueza espiritual de civilizaciones como la maya, que reverenciaban la muerte desde una cosmovisión diferente, pero igualmente trascendente. Hoy en día, esta celebración no solo honra a los difuntos, sino que también fortalece los lazos comunitarios y fomenta la cohesión social. A través de la memoria colectiva y las tradiciones, las comunidades preservan su identidad cultural, creando un sentido de pertenencia en un mundo globalizado.

Los altares domésticos de los mayas en Quintana Roo son espacios sagrados que combinan elementos naturales y simbólicos para honrar a los antepasados y las fuerzas divinas. Incorporan frutos locales, flores como San Dieguito e Xcan-lol, velas y agua, reflejando la conexión entre el mundo de los vivos y los muertos. Con niveles que representan el inframundo, la tierra y el cielo, y elementos cristianos reinterpretados, estos altares son una mezcla de tradición y adaptación moderna, preservando la cosmovisión maya y su relación con la naturaleza y lo espiritual.

Altar Zona Centro de Quintana Roo
Doméstico o familiar perteneciente a alguna comunidad de la zona centro del Estado de Quintana Roo.


Altar de Influencia Peninsular


